domingo, 26 de septiembre de 2010

29-S


A las puertas de una huelga general aún son muchas las personas que no saben que posición elegirán.

Que nadie quiere perder derechos adquiridos a través de años de lucha de los trabajadores está fuera de toda duda.

Pero, eso debe quedar claro, una lucha de los trabajadores, no de sindicatos como colectivo aislado de esos trabajadores.

Lo que si evidencia esta pre-huelga , una vez más, que los movimientos de izquierdas seguimos sin encontrar un camino abierto y bidireccional de comunicación.

No voy a valorar si la huelga es o no es, la medida más eficaz para conseguir una reforma menos lesiva para los trabajadores.
Pero si me queda claro que es una falta de sensibilidad democrática si buscamos el seguimiento de la propuesta de huelga, en su imposición. Debemos explicar las causas, los motivos y las consecuencias . Dejar que cada trabajador haga uso de nuestro mayor valor democrático (sino el único) la libertad de elección.

Porque las diferentes asociaciones (políticas, sindicales, culturales...) deben ser un punto de encuentro de convencimientos, de puesta en común de ideas y de acciones conjuntas para conseguirlos. Pero el fin no justifica los medios. Eso vaciaría de sentido la lucha pasada de miles de personas que lucharon por desterrar la imposición del criterio unitario.

Si es cuestionable una acción política que merma los derechos del colectivo más débil ,igualmente es cuestionable las acciones que coarten la libertad de este mismo colectivo, siempre el más débil , siempre el más perjudicado.

Tal vez haga falta un trabajo de fondo. Afrontar un debate con valor, con miras a un futuro que poco o nada cuenta con los elementos sociopolíticos de otras épocas, un debate que aborde sin miedo si el actual "sistema" sindical es realmente útil, efectivo, eficaz. O arrastramos un aparato demasiado pesado, que no conecta con quienes deberían sentirse representados. Reinventar un sindicalismo más ágil y participativo sin comprometer la posición ,siempre débil de los millones de trabajadores , que deben rendir cuentas de sus acciones en empresas de muy pocos trabajadores,donde el contacto con quién pisotea sus derechos es directo y personal.

No tiene ningún sentido renegar de la propia idea que fundamenta el sindicalismo de clase, que es la representabilidad del trabajador que no puede hacer valer su derecho por él solo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Gracias por comentar. En breve aparecerá tu comentario.