sábado, 27 de abril de 2013

27 no es un número

Desde hace tiempo lo que más vemos en las noticias son números. Números que se incrementan otros que decrecen pero números y más números.

Y acompañando las cifras, previsiones y acciones que van encaminadas a modificar eso, números.

Pero hay algunos números que han dejado de serlo, por el ejemplo, el 27.
El porcentaje de personas que están en el paro, es decir que no encuentran un trabajo que les aporte una remuneración por su actividad.

Así el  27 deja de ser un número para ser personas, con nombres y apellidos que cada día viven una sensación, que solo quienes han pasado por esa situación saben que se siente. Impotencia, mezclado con dosis de miedo, incertidumbre. ¿Y qué vamos a hacer para ayudarles desde los centros de poder? Nada, por ellos y para ellos y ellas, NADA.

Sentados frente a una cámara, o en una pantalla por miedo a dar la cara ante las personas, nos cuentan que hay indicadores buenos y malos, que habrá un inflexión en los datos que...
Número y más números pero ¿qué piensa hacer para que las personas que no saben si llegarán a tener para comer a final de este mismo mes puedan alimentarse?. Claro que, con una economía saneada la sociedad funciona mejor pero, ¿y cuando no es así? hay que trabajar para que mejore pero señores, los números pueden esperar pero las personas hasta que llega ese día de mejora económica que por cierto, no es otra cosa que una mejora en los beneficios de los que ya tienen beneficios pero que calcularon ganar 1.000 millones y solo han ganado 650 millones, ¿que pueden hacer?.

Como diría cualquier director de cualquier empresa, de esas que ganan menos de lo que habían calculado en el momento de decidir su sueldo y ya se lo subían como si esos datos de beneficios fueran una realidad, como ellos dirían, hay que innovar. Pues innovemos seamos valientes, no hay dinero para todo en eso estamos de acuerdo pero, cuando eso ocurre que hacemos???. Decidimos priorizar, eliminar cosas que aunque tienen su importancia no son el pilar imprescindible de subsistencia. Olvidamos las obras de rehabilitación porque aunque sean necesarias aún podemos continuar sin tener las paredes deseadas o los muebles soñados. Dejamos de lado las vacaciones, las comilonas, la ropa de marcas que solo harán diferenciarnos de quienes no pueden comprar marcas, etc, etc.

Pues eso debería hacerse desde lo público porque hay mucho gasto superfluo y no me refiero a políticos municipales que ni siquiera cobran, ni representantes que dedican horas de su tiempo por convencimiento. Me refiero a pagar estudios de viabilidad de sueños de unos que deciden que es el sueño de todos. Pagar por las creencias de unos como si fueran la de todos, pagar espectáculos, ferias, fiestas, cuando con ese dinero podríamos ayudar hoy a las personas. ¿De que sirve todo eso si las personas que deberían ser el centro de todo no están atendidas?.
Hasta que no tengamos gobernantes que reaccionen ante el drama de las personas no de los números, será imposible una sociedad que salga del agujero donde nos metemos, y no he dicho donde nos meten porque a cada iniciativa de gasto, hay quien está de acuerdo y quien en contra, según apoye o no una idea que sin las personas no es más que una creación vacía de contenido.

Pensemos de una vez en salir del agujero y ya pensaremos después como queremos vivir fuera de esa oscuridad  pero primero, aseguremos que podemos vivir, y el 27 a día de hoy no sabe como lo hará.


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